Uno define el espacio

con Michelle Chen
11.10.2012

De: Chen, Michelle. «You Define the Space», Culturestr/ke, 11 de octubre, Nueva York, Estados Unidos (ilust.)

http://culturestrike.net/you-define-the-space

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Uno define el espacio

con Michelle Chen

Tania Bruguera no es ajena a las controversias pero, por otro lado, ha hecho su carrera posicionándose de alguna manera desde afuera. A la emigrada cubana se le conoce por sus cerebrales instalaciones que juegan con temas de historia contemporánea y memoria política y, alternativamente, ha examinado y se ha sumergido en formas que reflejan ideología y cultura activistas. Hace unos dos años, aproximadamente por esta fecha, presentaba «pintura mural participativa«, que incluía diseños gráficos de propaganda y ladrillos ingeniosamente dispuestos alrededor de planos de cristal destrozados, a fin de representar un esfuerzo simultáneo para lanzar una huelga general en España. También, hace poco se aventuró al sur de la frontera para lanzar un «partido político (de inspiración artística) para migrantes« en las elecciones de México – una acción directa de la que es mitad organizadora, mitad provocadora. Hoy en día, ayuda a la juventud inmigrante a procesar sus casos y celebra reuniones de artistas en Queens.

El año pasado, Bruguera traspasó delicadamente el límite en que hace mucho se encuentra a horcajadas como artista – la cúspide de observadora y participante – y pasó del arte a la acción al crear una organización que sirve y representa a los inmigrantes. En el proceso de construir el Movimiento Inmigrante Internacional (con un presupuesto mínimo), ha convertido un espacio de oficina en Corona en una encarnación física de visión estética y acción social, labrando para sí un espacio como artista que dirige un centro de servicios de base en medio de un pastiche sinfónico de culturas itinerantes. Recientemente habló con la editora de ‘CultureStrike’, Michelle Chen, sobre el trabajo que se realiza en el ‘Movimiento Inmigrante Internacional’ y sobre sus próximos caminos.

Describa el lugar en que se encuentra en estos momentos – el espacio en Corona y lo que éste representa.

Estamos en la sede del Movimiento Inmigrante Internacional. Nos encontramos frente a una tienda de materiales de construcción, al lado de uno de los mayores supermercados de por aquí y a la salida de la estación del tren número 7.  Estamos en una intersección de gran circulación y en una vía natural para que muchas de las personas que viven por aquí encuentren nuestro espacio.  Es un lugar en que se producen muchas cosas en un día; es un espacio flexible con una comprensión de las complejidades de lo que es ser inmigrante.  Esperamos ser un entorno adecuado desde el cual cada persona pueda desarrollar plenamente sus capacidades como participante comprometido en la sociedad.

Intentamos trabajar con demografías diferentes en nuestra comunidad, lo que se hace visible a lo largo de los eventos cotidianos. Normalmente, nuestro día comienza con las madres desempleadas que asisten a un taller de salud que incluye no sólo ejercicios físicos, sino también talleres sobre identidad, violencia doméstica, estrés, jardinería y salud alimentaria, y cómo comprender el comportamiento infantil. Por «salud» entendemos una mejor comprensión y manejo de la mente y el cuerpo, así como una ecología de interacción. Un poco más tarde, llega un grupo de la comunidad asiática para recibir clases de español como segunda lengua (podemos decir que en algunos casos es la  tercera o cuarta lengua). Después de eso, podemos tener a un artista en residencia en el Museo de Arte Queens que trabaje en una propuesta para la Plaza Corona, un espacio público nuevo para la comunidad. Entonces tenemos el proyecto de la orquesta juvenil con los muchachos. Más tarde podemos tener la clase de computación o la de ciudadanía y, por la noche, tenemos un club de cine, o un grupo de danza tradicional de América Latina, o consejos jurídicos. Abrimos a las 8:30 de la mañana y cerramos a las 11:00 de la noche o más tarde. Nuestra programación incluye colaboración con otras organizaciones y grupos de la comunidad.

Después de un año brindando servicios a la comunidad, hemos decidido formalizarlos en una estructura que sea reconocible como proyecto educacional – una escuela, educación holística. Planeamos abrir en enero del 2013 una escuela de inmigrantes para inmigrantes que combine conocimiento práctico con conocimiento creativo.

¿Sería esta una escuela dentro del sistema de escuelas públicas de la Ciudad de Nueva York?

No, por el momento sería una escuela alternativa. En realidad preferiría al principio ser independiente y trabajar con el lado bueno de la institucionalización, pero no con el malo.

Deseamos tener la libertad y flexibilidad [creada por una] comprensión de lo que se necesita y cuándo se necesita. Al no tener un sistema estandardizado, deseamos responder más a las personas del proyecto que a la idea de una institución. Será un proyecto en que las personas no son un grupo anónimo, sino personas individuales con valores y con algo que devolver con igual importancia para el resto del grupo.

¿Cómo prevé que esto se produzca? ¿Cree que algún día tendrá el pleno apoyo de los miembros o algo así? ¿De qué modo se convertirá en algo sostenible?

La comunidad inmigrante tiene todos los recursos que se necesitarían para hacer cualquier cosa que uno quiere. Los inmigrantes son parte de todo tipo de trabajos que uno pueda imaginar, de modo que están preparados y ansiosos por contribuir no sólo a su comunidad, sino a la sociedad en general. Esta será una forma eficaz de valorar el conocimiento que puede brindar cada persona. No olvide que los miembros de nuestra comunidad pueden haber tenido empleos de alta especialización en sus países de origen y que aquí su conocimiento no se emplee; que tienen gran formación política que aquí no se activa; o que tienen una ética laboral que aquí no se aprecia por entero. Sólo a manera de ejemplo. ¡Podemos aprender tanto de los inmigrantes! El error es ver la educación en términos de reeducación y asimilación; aquí la vemos como un intercambio de conocimientos múltiples y perspectivas múltiples.

En función de la posibilidad de sostenibilidad, en algún momento debatimos la idea de solicitar la condición de 501 (c) (3), pero decidimos no hacerlo. Estas entidades nacen con la limitación de que no pueden intervenir directamente en la política y las donaciones que les es posible recibir en ocasiones llegan con gran cantidad de restricciones y, por supuesto, una ideología que a veces es la misma [que la propia], pero a veces [exige] que uno ceda un poco en su posición y oriente el trabajo en algunas direcciones dadas. [Y en lo relacionado con construir una estructura sostenible de miembros], las personas que aquí trabajan al mismo tiempo tienen dificultades económicas. Decidimos iniciar en enero un sistema de participación en que uno da un día al año (24 horas) de servicios, como un de sistema intercambio, lo que también crearía un sentido de pertenencia y propiedad del proyecto.

¿Es éste el proyecto que en estos momentos consume casi todo su tiempo? ¿Le es posible asumir otros proyectos artísticos? Debido a que esto se diferencia tanto del trabajo que has hecho anteriormente: ¿Extraña estar en el Taller, realizar exposiciones y ser una artista independiente en lugar de tener a su cargo esta estructura organizativa?

Algo grande, complicado, que tengo ante mí en estos momentos es que, por una parte, siento que es demasiado fácil hacer ese tipo de obra de arte (de Estudio), de modo que no presenta suficiente desafío. Sé cómo hacerlo. Sé cuáles serán las reacciones. Quiero decir, uno no puede controlarlo todo, pero tiene una idea bastante clara de ello. Y no me satisface tanto. ¿Por qué? Porque ya no me agrada ese tipo de actitud semipasiva del público. Para mí, eso ya no es tan interesante como arte. ¿Entiende lo que quiero decir? Porque está demasiado cerca de lo que podría ser entretenimiento, incluso cuando habla de temas políticos. Lo que quiero hacer es arte que, cuando uno está en él, no pueda separar de su vida diaria.

Un proyecto como el Movimiento Inmigrante Internacional, es un proyecto de vida y requiere que toda tu energía, toda tu conciencia y todas tus ideas estén centradas en él. El arte es un componente de este proyecto, específicamente lo que llamo «Arte Útil». En el primer año y medio no pude hacer más nada; era una experiencia completamente desgastante. Pasé a sumergirme en el aspecto más político de él y ahora intento reconciliarlo con valores creativos como fuerza política. Lo que los artistas hacen no es sólo imaginar un mundo distinto, sino ir y tratar de crearlo. No extraño el taller; estoy todos los días en el taller, [sólo que] ahora somos un colectivo y los materiales con los que trabajamos son la energía del lugar y la concepción del programa. Es cierto que tener una estructura organizativa es pesado, pero también es muy gratificante trabajar con otras personas por un mismo objetivo y tener personas que traigan una visión e ideas que trascienden nuestros propios sueños. Al tiempo que valoro los distintos grados de intensidad que tienen los formatos de exhibición de arte, en realidad disfruto la libertad de trabajar dentro de nuestras propias normas y criterios. Disfruto el arte que es parte de la vida, no aparte de la vida.

Una ventaja del mundo del arte es la posibilidad de crear conexiones entre las cosas y una de ellas es poder operar en un nivel internacional con temas muy específicos y locales que están interconectados con otros temas específicos y locales en otra parte del mundo.

La idea es hacer un proyecto que sea interesante tanto para los políticos como para los artistas; tomar lo mejor de cada uno de esos mundos.

Muchas personas que miran desde afuera pueden encontrar un poco raro que una artista acostumbrada a hacer esas instalaciones vastas, verdaderamente conceptuales, se lance a la vida de un inmigrante indocumentado durante un año. ¿Pudiera explicar tal vez dónde ve la intersección entre el arte y la construcción de su nueva realidad?

Primeramente, la [idea de] ser un inmigrante por un año es algo que apareció en el primer artículo que nos hicieron que se publicó en The New York Times, cuando el proyecto tenía sólo unas pocas semanas. El periodista nunca comprendió qué es el arte del performance y, además de eso, vio la idea de vivir en un apartamento multifamiliar como un experimento social y no lo que yo podía permitirme con mi salario mínimo. Tuve mucha suerte de vivir con las familias que viví, que siguen siendo mis amigos después que tuvimos que mudarnos. (El casero quería desalojarnos para aumentar la renta y nos dispersamos todos a varios apartamentos.)

La crítica que se desarrolla en el mundo del arte hace, en alguna medida, hincapié en su universo autónomo. En cambio, en el mundo activista, uno trata con personas y comunidades reales. Lo que está en juego tiene otras trascendencias, las cosas tienen consecuencias y uno debe tener cuidado. No podemos fallar; un error puede significar la deportación de alguien, la separación de una familia. Siento que, como artista, lo mejor que puedo hacer es ser mejor ciudadana.

¿Ve la misma relación entre arte y política en su otro proyecto, el Partido del Pueblo Migrante que fundó en México y también era una suerte de acción política pero, en cierto sentido, era también un proyecto artístico y tenía también que ver con forma y simbolismo?

La política tiene sus puntos de contacto en un nivel internacional, pero se aplican localmente, de modo que cada lugar en que surge el proyecto debe responder a la especificidad de la política de aquel lugar y a su historia política.

Otra pregunta, sobre su proyecto y tributo a la artista cubano americana Ana Mendieta. ¿Ve usted una conexión entre esa obra y su actual trabajo activista? Porque ella fue una artista que fue una migrante y fue así que se reconoció en su arte y su política..

Primeramente, ese proyecto me hace sentir tan vieja. Lo hice a los dieciocho años. Tengo que ser honesta, al principio no pensaba en esto. Pero tiene mucho que ver con eso, no sólo por ser un proyecto a Largo Plazo, sino porque Ana Mendieta fue ella misma inmigrante y he trabajado con su figura desde dentro de Cuba, como preguntando ¿qué es pertenecer? ¿Qué es territorio? ¿Qué es país? Y todas esas cosas. Ahora me formulo las mismas preguntas, pero no en relación con Cuba. En relación con uno mismo. No en la forma en que el espacio lo define a uno, sino en la forma en que uno define el espacio.