Ser Cubano

12.02.2015 .
La Habana

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Me acaba de llamar una amiga desde ‘afuera’ con quien nunca había hablado de política -nuestras conversaciones esporádicas siempre fueron sobre arte- para decirme que le habló a un amigo suyo sobre lo que me había sucedido. Este amigo de mi amiga, a quien no conozco, en su afán por ayudar ha contactado al embajador de Cuba en su país para hablar sobre mi caso a lo que recibió la siguiente respuesta (cito) «Tania is not a resident of Cuba and you should not touch that subject.»

Las dos veces anteriores que el gobierno cubano resolvió un problema conmigo diciendo que no era cubana fueron: primero después del performance en Bogotá en 2009 cuando un periódico llamó a la Embajada de Cuba para recoger la opinión sobre esa obra y la respuesta fue que yo no era cubana por lo tanto ellos no tenían nada que declarar. La segunda fue después de mi presentación en la Comisión para los derechos culturales y libertad de expresión artística en las Naciones Unidas en Ginebra en 2012 cuando se acercó el representante de Cuba a reclamarle a la persona que organizó el evento por haberme invitado porque yo no era cubana (aunque el evento se dirigía a cuestiones globales) para después agregar que yo era una exiliada, infiriendo en esto, una tendencia ideológica que invalidaría mis declaraciones (aunque estas no mencionaran a Cuba)

https://arendtinstitute.org/wp-content/uploads/2012_-_onu_-_esp.pdf El hablaba cerca de mí, nunca supe si la idea era que yo lo oyera o solamente amenazar con su voto.

Esta es la tercera vez de la cual tengo noticia que el gobierno cubano ha negado que soy cubana. Yo he sido muy terca y nunca he querido sacar un pasaporte de otro país aún cuando eso me haría la vida más fácil. Tengo la mala costumbre de pensar que las cosas no hay que hacerlas para que la vida sea más fácil sino para que la vida tenga sentido.

En esta consecución de negativas y presiones incluyo también un correo electrónico en el 2013 del Instituto Superior de Arte a la Escuela Nacional de Bellas Artes de París para informales que no permitirían la visita de los estudiantes franceses si era yo la profesora que los llevaba y donde le decían (no pedían) a la institución francesa que mandaran a otro profesor con el grupo. Por suerte ese tono no funciona con todos.

El otro día supe que una amiga del mundo del arte había comentado que al montar el avión para Cuba fue advertida por una persona de la compañía de paquetes turísticos en Miami que no podía contactarme. Todavía no he recibido su llamada, no sé si ya se habrá ido, de todas formas es bueno saber que la estrategia de aislamiento del gobierno cubano incluye a los extranjeros que vengan de visita a Cuba.

Todo esto me hace pensar si el gobierno niega que soy cubana como una manera de evitar que las personas que se preocupan por mí se acerquen a las instituciones diplomáticas, políticas y culturales del país para hacerlos responsable por lo que me está sucediendo.

La solidaridad ahora consiste en decir las cosas para que todos la sepan y puedan tenerlas en cuenta cuando piensen qué es ser cubano.

Tania Bruguera
12 de febrero, 2015